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Prepare a sus hijos para dar y recibir amor

Prepare a sus hijos para dar y recibir amor

1.- Lectura Bíblica: Mateo 19:14

2.- Meditación familiar:

A nadie le enseñaron en la universidad a ser buen padre o buena madre. Es probable que conozcamos muchas estrategias, hayamos leído consejos o quizá hubiésemos experimentado estrategias, pero aún seguimos con un enorme interrogante en nuestro corazón: ¿Qué hacer para que la familia funcione? Y la respuesta a esta pregunta comienza con los hijos.

Desde hoy sentamos las bases para hogares sólidos, que ellos van a replicar, y a su vez, de acuerdo a la formación que les impartamos hoy, edificarán familias firmes que se replicarán en los nietos y bisnietos. Es una cadena que desde ya debes comenzar a construir.

De nosotros, como padres o madres, depende que edifiquemos hijos seguros, con una alta autoestima y la disposición para enfrentar cualquier obstáculo que surja en su camino. Lo que imprime dinamismo a esa tarea de ser buenos progenitores, que enseñan a partir del ejemplo, es el amor. Si amamos a nuestros hijos, les prepararemos para la vida.

En alguna ocasión el amado Señor Jesús fue abordado por unos niños. Querían acercarse a él, tocar su manto, quizá jugar. Los discípulos procuraron impedirlo. Y relata el Evangelio que: “Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.” (Mateo 19:14)

Jesús amaba a los niños. A pesar de sus múltiples ocupaciones, es evidente que estaba a pasar unos minutos con ellos. Ahora, pregúntese como padre o madre: ¿Cuánto tiempo dedicamos a nuestros hijos? ¿Nos preocupamos por sus problemas— así parezcan muy pequeños— y les ayudamos a resolverlos? Si para nuestro amado Salvador eran importantes los infantes y adolescentes, cuánto más debieran ser para nosotros en nuestra condición de padres.

Un niño o niña que recibe la atención de sus progenitores, crecerá en un ambiente de confianza, desarrollarán seguridad en sí mismos— la que se tornará evidente en sus relaciones y en las propias ocupaciones en la escuela y el colegio — , tendrá una alta auto estima y si ha sido formado en principios y valores, no cederá fácilmente a las tentaciones que le ofrezca el mundo.

El afamado autor, Gary Chapman, escribe:
“Los niños que se sienten amados por sus padres y sus compañeros desarrollarán un lenguaje amoroso principal basado en su estructura emocional única y en la manera en la que sus padres les expresaron el amor, así como las personas que estaban alrededor y eran importantes para ellos. Ellos hablarán y entenderán el lenguaje del amor que aprendieron, porque lo recibieron. Los muchachos que no se sienten amados por sus padres y compañeros, también desarrollarán un lenguaje amoroso principal. Sin embargo, será un tanto distorsionado, de la misma manera que algunos niños pueden aprender poca gramática y no tener un vocabulario desarrollado. Esos escasos conocimientos no significan que no puedan desarrollar una buena comunicación, como igual, no haber recibido amor no significa que no puedan dar amor, pero sí significa que tendrán que trabajar más diligentemente que aquellos que tuvieron un modelo más positivo en sus vidas.” (Gary Chapman. “Los 5 lenguajes del amor”. Editorial Unilit. 1996. EE.UU. Pg. 10)
Si no ha tomado tiempo para analizar el asunto, es hora de que lo haga. Recuerde que siempre hay tiempo para corregir errores. Con ayuda de Dios podemos imprimir cambios a nuestra existencia pero también a la relación con nuestros hijos. Es tiempo de pedir la sabiduría divina para brindarles un buen trato, rodearlos de amor y enseñarles que fueron concebidos por el Señor con todas las potencialidades para ser vencedores.
Cito de nuevo al doctor Chapman cuando recomienda: “…los niños que crecieron con un sentido poco desarrollado del amor también pueden sentirse amados y comunicar amor, pero tendrán que trabajar en ello más diligentemente que quienes crecieron en una atmósfera de amor saludable.” (Gary Chapman. “Los 5 lenguajes del amor”. Editorial Unilit. 1996. EE.UU. Pg. 11)
Los hijos que reciben amor, darán amor. Es un principio que aplica a todos los hijos, hoy y siempre. Si no ha brindado amor a sus hijos, hoy es el día para que lo haga y comience a cambiar su historia. La relación al interior de la familia mejorará y ofrecerá mañana a la sociedad, hombres y mujeres que reciban y den amor.

Si no ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Es por su bien, para que alcance por fin esa paz interior que ha anhelado siempre, pero también por su círculo familiar. Puedo asegurarle que no se arrepentirá.

3.- Oración familiar:

“Amado Dios, te damos gracias porque cada día nos ayudas a experimentar cambios y ser mejores padres y madres. Reconocemos hoy la importancia de brindar amor a nuestros hijos, con lo cual los preparamos para ser amados y dar amor. Concédenos la sabiduría necesaria para edificar hijos vencedores, que puedan enfrentar situaciones difíciles en la vida y salir airosos, bajo la convicción de que tú nos ayudas a salir airosos de todo momento complicado. Sometemos este día en tus manos, y te damos gracias por amar a nuestra familia. Amén”

4.- Una Meta familiar para hoy:

En adelante prepararé a mis hijos para que aprendan a recibir amor, pero a su vez, para que puedan dar amor.

Publicado en: Altar Familiar


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